Me sumo desde la distancia a los mindonienses y amigos venidos de muchas partes de la diócesis, Galicia y España, al homenaje que con tanto cariño han ofrecido el pasado día 7 de los corrientes al “mindoniense” (dado su especial cariño por la ciudad y sus gentes, me permito inscribirlo en Mondoñedo, ya que él así se considera, sin olvidar sus verdaderas raíces en Galdo/Vivero), Monseñor Don ENRIQUE CAL PARDO, a quien en una acertadísima frase la alcaldesa, Elena Candia, lo define: “a voz da historia de Mondoñedo e de Galicia”.
Sus múltiples trabajos - en silencio - de investigación así lo atestiguan. Igualmente, me parece muy justo y acertado que la corporación municipal mindoniense, le nombre hijo adoptivo de la ciudad episcopal, donde en términos eclesiásticos lo fue todo y a quien el 6 de mayo de 2011, el hoy emérito Santo Padre, Benedicto XVI, le nombró, Prelado de Honor, cargo honorífico que la Santa Sede otorga a aquellos destacados sacerdotes como reconocimiento de sus meritos en el ministerio sacerdotal. En el ámbito puramente civil, en el año 1997, el Gobierno Autónomo de de la Xunta le concedió la Medalla de Bronce de Galicia. ¡¡FELICIDADES, MONSEÑOR¡¡.
Antonio Doménech Ladra - Valencia
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