Euforia política

En los municipios pequeños casi siempre nos creemos que nuestra localidad no crece bastante y llegan las Elecciones Municipales y algunos, incluso de fuera, intentan un mejor y alabable porvenir para su pueblo, presentándose a éstas.

Eso procede de la tolerancia, de la libertad, de la Democracia, que es el sistema menos malo conocido para gobernar un pueblo, y por ello no es perfecto, por lo que, a veces, podemos observar un apellido quizás azul en la lista de la izquierda, o un empleado de una empresa donde el jefe tiene vocación política y color y no se presenta a las Elecciones por respeto a la empresa, a su clientela, y, en cambio, su empleado aparece con otro color en lugares de salida para a lo mejor gobernar.
Paradójica con ¡ajá! ¡Bonita la Democracia! Pero si el empleado está al público en general, tiene despacho al público, otro gallo puede cantar. Sonido éste que hace saltar la imperfección dicha, y que no todos podemos siempre ser iguales. Y no lo arregla que en el puesto de trabajo no hables de política, porque entre ese público cliente puede haber quien le guste hacer comentarios de política y se vea privado de libertad de expresión porque sabe que quien le atiende en el despacho piensa políticamente de forma distinta, le escucha, y le coloca en situación incómoda, cuando todo cliente debe tener las máximas comodidades y poder entablar conversación libremente, y con respeto. Y, la verdad, en tiempos de crisis y cinco millones de parados, ese trabajador, pensamos, que está arriesgando de más por su pueblo, porque la empresa puede perder clientes e incluso cerrar con el consiguiente  despido del trabajador político y el pueblo quizás no quiera ampararle. Bien puede estar ese riesgo del trabajador si el Partido le ofreció algo mejor que su puesto de trabajo anterior a la candidatura.
La Democracia y la política son muy bonitas, pero, como todo en la dura vida, tienen una raya que tal vez no se deba sobrepasar. Cariño al pueblo que te vio nacer mucho, pero ¡cuidado! con la hipnotizadora euforia política.
Así lo opino.