Conversamos el 16 de septiembre último y pronto me percaté que la conversación se iba convirtiendo en una charla, que me sorprendió desagradablemente, porque no sabía de tú estado mental. De allí me fui disgustado porque ni tan siquiera me conociste, pese a las explicaciones de tú hija.

Pero poco tiempo pasó para mayor disgusto y el 30 de noviembre próximo pasado se me presenta la noticia de que nos has dejado para siempre, sin pelea, sin dar que hacer, cuando ya estabas bella, elegante y te disponías a viajar a la vecina Abadín, tierra querida para ti, lo que hemos de creer que ocurrió porque el Señor quiso llevarte para darte el premio merecido del Cielo, aunque pueda parecer injusto, porque nadie quería separarse de ti.

Y hay que aceptarlo con resignación, ya que un Mundo lleno de injusticias y de sufrimientos en las adversidades, nadie nos premia tan alto. No te olvidaremos. Hace años que te venía tratando y he recibido de ti, muchas veces, sinceras pruebas de singular afecto y admiración. He de demostrarte mi agradecimiento, porque ello es de bien nacidos, y al mismo tiempo permíteme que diga públicamente que cuando me fui para la capital de la tierra “cha”, para Vilalba, siendo un mozo, fui recibido nada más apearme del vehículo por los amigos de Dodolino y tuyos de una forma gratamente inusual, que hasta llegaron a celebrar conmigo la toma de posesión.

Se dice que “cuando un amig@ se va, queda un espacio vacío”. Y eso es lo que se sintió en la Ciudad episcopal, por tú partida, como lo demostró la concurrencia de fieles a la conducción de tu cadáver y a la celebración del funeral por tú eterno descanso. Porque no podía ser de otra manera, querida Concha, ya que te lo has ganado por tú sinceridad de corazón, por tú llaneza en el trato, que te hacia digna de un querer especial, sobre todo cuando con rectitud mezclada con el trato amable y comprensivo desempeñaste con experiencia y actividad incansable tú encargo en la distribución del gas butano. Por todo ello, te encomendamos al Señor con nuestras oraciones, mi querida amiga Dª Concepción Bouza Carballo.

Reiteramos nuestro pésame a su hija Purita, esposo de ésta Basilio, sus nietos Luis-Antonio y María Teresa y demás familia. Descansa en paz.

 

LORENZO ARES ROBLES - Mondoñedo

 

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