Solamente reflexiones en voz alta, ni matizaciones , ni consejos, ni zarandajas.
Es como si en esas horas de duermevela, al recuperar el ánimo escribieses aquello que se te ha venido a la cabeza y que te gustaría que no se te olvidase. Cosas que obligan a reflexionar, es decir, volver a pensar sobre ellas, para,en la mayoría de los casos, deshacernos de vagas y difusas ideas que nos han cogido de sorpresa en esos momento de mediana lucidez, y nos quedamos con otras que parecen haber aflorado por alguna extraña razón.
Me pareció ver en esos sueños a un grupo de amigos que llega a Mondoñedo, guiados por la casualidad de un viaje a Galicia y uno de cuyos lugares a visitar fuese nuestra ciudad.
Este viaje lo han planificado seguramente guiados por una información turística más que por el consejo de algún mindoniense perdido por esos mundos de Dios. Habrán decidido pasar una mañana o una tarde, de camino a la costa, donde les espera su residencia para unos días y la tan ansiada playa.
Mi primera pregunta va dirigida en este sentido: ¿Se les habrá pasado por la cabeza el pernoctar en Mondoñedo? Si así fuera, ¿encontrarían el alojamiento que desean en la ciudad?
Mi segunda pregunta va encaminada a conocer cómo han planificado esa visita a Mondoñedo, tiempo que le van a dedicar y lugares a visitar. ¿Qué esperan ver en esta ciudad?
Al final les preguntaría qué recuerdo llevan de Mondoñedo. Si les ha gustado, si ha cubierto sus expectativas o si les ha desilusionado o dejado inmutables. ¿Qué les hubiese gustado encontrar? Y, desde luego, ¿con qué imagen en su retina abandonan esta ciudad?
Desde nuestro punto de vista, como mindonienses, nos hubiera gustado estar allí para guiarlos y hacerles ver lo bonito que es y lo que quizás no supieron apreciar: la historia de la ciudad, sus leyendas.
Cuando visitamos un lugar en ocasiones mantenemos en la retina y en la mente la grata sensación de la visita y aspectos que nos gusta recordar.
Por eso me pregunto ¿Qué llevan en su mochila una vez que han visitado Mondoñedo? ¿Qué grato recuerdo de aquel día pasado allí ? ¿Han tenido tiempo para degustar una ciudad rica en pan, aguas y latín? ; ¿ o se han ido como han venido, con la mochila vacía y la mente en blanco?
Esperemos que esos jóvenes, y no tan jóvenes, voluntarios que van a ejercer de guías turísticos, tengan las respuestas y se vean gratificados por la magnífica labor de mostrar la ciudad a los visitantes.
Ánimos, pues, para ellos y gracias por su labor.
Un abrazo.
JOSÉ RAMÓN DÍAZ CRUZ
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