No estábamos en nuestra querida Ciudad de Mondoñedo y por eso, quizás, nos enteramos, con algo de retraso, de la nefasta noticia de que nuestro querido amigo y compañero nos había dejado para siempre el día de Santa Marta, y no pudimos acudir a acompañarle en el último viaje de esta vida. 

Tristemente se marchan poco a poco los respetuosos hacia los demás, los cordiales, los usuales de la fina educación que destacan aún más en tiempos de descalificaciones y del insulto. Aquellos que jamás dejaron a nadie indiferente, con ejemplar sentido de lo público y de la ética hacia el ciudadano, con profesionalidad certera y respetuosa con sus compañeros del trabajo, que sabían lo que querían y hacia donde iban y cuando y a donde debían de llegar, con valores, Justicia y respeto llenos de realidades, que hoy pocos sabemos valorar y agradecer. Seres que vivieron la guerra que les robó la mocedad y que desempeñaron parte de su profesión por caminos intransitables, a caballo y atendiendo las llamadas de madrugada, con su sentido del deber.

Era nuestro compañero tenido en buena consideración por todos en general, por atender a gran número de vecinos, curándoles y viendo cómo llegaban a este Mundo, y cómo fuera médico de APD, desempeñó varios años el cargo de Médico Forense en el partido judicial de Vilalba, que le elevó a ser conocido por “don Zoilo, o Médico Forense”.

Fue un experto Médico Forense con sabia experiencia en la medicina legal, justo y recto en su profesionalidad, que no le impidió jamás ser una persona alegre, de largo parlamento y fina ironía, por lo que con él el tiempo se hacía corto.

Gran compañero y mejor persona; bondad que con su dicha ironía, le llevó a encajar, de forma ejemplar, que nosotros, al hacernos cargo de la Secretaría del Juzgado de Vilalba, la saneáramos económicamente haciendo, con control más riguroso, el gasto en la imprenta de Mondoñedo, cuando él, sin nosotros saberlo, pertenecía a la familia de la imprenta de Vilalba.

Nos trasladamos al Juzgado de Mondoñedo e hicimos lo posible para que don Zoilo se hiciese cargo de la vacante de la Forensía del Juzgado de la ciudad episcopal, al tiempo que desempeñaba la de Vilalba, lo que realizamos por ser conocedores de su competencia como Médico Forense, para ejercer las dos plazas y por haber escasez de tales profesionales.

Permítasenos, como anécdota, vaciar aquí que, haciendo uso de su carácter alegre y de su personalidad, consiguiera algo, que parecía difícil, que su ayudante en la práctica de autopsias usara los guantes apropiados para su trabajo y fuera un especialista en el oficio.

En los últimos años de su vida no tuvimos la suerte y el honor de escucharle sus historias simpáticas, ni mantener conversación alguna con él, debido a una humillante enfermedad que padeció.

Terminamos enviando nuestro más sentido pésame público a su viuda Irene Eimil Lamas y a sus hijos Mª Cristina, Mª Teresa, Mª Paz y Carlos Zoilo y demás familia y después de rezar una oración por su alma.

Y este es nuestro humilde homenaje que rendimos en memoria de nuestro amigo y compañero, deseándole el eterno descanso, Zoilo López Ron.


  LORENZO ARES ROBLES - Mondoñedo

 

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