“!Pascual, el Cabo de los Municipales!” Se podía decir que sus apellidos sobran, porque en él todo ha cedido ante esta profesión. Se marchó para siempre.
Junio de 1.929 y septiembre de 2.015. Entre estas dos fechas se encaja la vida de un hombre nacido en el amparo de una Familia numerosa y humilde, al que el destino bien pronto lo inició al yugo del trabajo, con ardua tarea hasta el fin.
Pudo ser militar. Pudo ser emigrante. Pero el amor a la compañera de toda su vida, doña Segunda López González, lo ató para siempre a su querida Ciudad de Mondoñedo, con la que llegó a formar una maravillosa Familia dándole cuatro ejemplares hijos, todos los cuales en los últimos días de su vida, enfermo, lo mimaron y lo cuidaron como nadie que pudiera superarle.
Siendo hermanos, porque somos de los mismos padres y por el mismo agujero salimos, como diría mi abuela Farruca, la distancia en la edad, más de 16 años, no nos permitió aquellos juegos y aquellas peleas que todos los hermanos tienen en su niñez. 
De ahí que siempre, además de eso, fuimos siempre, sin cesar, grandes y buenos amigos, de los de verdad, de los auténticos, de los que se quieren. Recuperé aquello cuando siendo muy joven y en tiempos de los estudios trabajé a su lado como camarero en el histórico Café Madrid que él regentaba, momento que él aprovechaba para enseñarme a ser un hombre y así colaborar con nuestros queridos padres en la obligación de formarme. 
Pero antes de regentar el Café Madrid, un comunicado oficial nombra a Don Pascual-Lorenzo Ares Robles encargado de la Brigada de hombres y mujeres para plantar pinos en los montes del Estado de A Toxiza. Y es allí, en aquellas labores de pico y pala, con mochila, donde Pascual empieza a sacar a la luz que se puede tener rectitud en la solución de los asuntos y al mismo tiempo tener un trato amable y comprensivo con los que sudan la camiseta en su trabajo. Por eso al acompañarnos en el dolor a sus familiares por la muerte de Pascual, en cuerpo presente, algunos de aquellos trabajadores contaban historias de aquellos tiempos y soltaban lágrimas y bonitas palabras para el que fuera su Jefe.
Luego convirtió Pascual el Madrid en un café de animadas tertulias y anécdotas inolvidables como saltar el alto mostrador del bar de adentro para fuera o tratar alguno de los queridos clientes de convencernos a los presentes de que, en ocasión de la llamada “División Azul”, llevaban el agua en sacos y las meadas se helaban antes de tocar tierra. Muchos son los grandes amigos de Pascual nacidos como tal en esta etapa (o hijos de ellos, que heredaron la amistad)   que no faltaron a acompañarle en su último viaje por Tierra.
El Madrid no fluía dinero bastante para sacar una familia numerosa adelante y conceder a los hijos la oportunidad de estudiar. Por eso mi hermano, con mi profunda ayuda, prepara Oposiciones y llega a desempeñar el cargo de Cabo de la Policía Municipal de Mondoñedo y a mandar un pequeño grupo de compañeros, con el fin de la seguridad ciudadana en la muy querida  Ciudad de Mondoñedo, lo que siempre desempeñó con sumo orgullo dentro de la humildad porque nuestro padre también había procurado la seguridad ciudadana en la Ciudad de la Paula durante 45 años.
Pero Pascual por su esmerada vocación de servicio a los demás también ejerce de Recaudador de Tributos del Ayuntamiento de Mondoñedo y de Guardián en la Cárcel del Partido Judicial de Mondoñedo, de aquel enorme Partido Judicial que abarcaba del Sor al Eo, y lindaba con Lugo y Vilalba.
Y ahí, en esos cargos, en ese tiempo, Pascual demostró ejemplarmente obediencia, lealtad y fidelidad a los distintos Alcaldes y Jueces que obraron en Mondoñedo. Siempre voluntario, sin esperar a recibir órdenes.
Amable, además de con sus superiores, con todos los ciudadanos, compañero afectuoso.
Poseedor de sinceridad de corazón y de llaneza en el trato, con actividad incansable que le mantenía en acto de servicio por las mañanas y por las tardes, y, cuando acontecimientos urgentes lo requerían, también en muchas noches, y hasta los domingos.
Demostró a la sociedad que se puede desempeñar un cargo de rectitud y al mismo tiempo estar cargado hasta lo indecible de humor. Siempre con bromas y con la sonrisa a flor. Pascual fue capaz de recorrer todas las aldeas de las 14 parroquias de Mondoñedo en motocicleta sin permiso de conducir por realizar su trabajo de notificar y vigilar obras. Pascual vigilaba obras y la mayoría sin licencia municipal, pero no les denunciaba, les invitaba a obtener la oportuna licencia municipal. Y así recaudaba dinero para las arcas municipales de forma excepcional. En estos recorridos veía una señal de tráfico deteriorada o caída en el suelo y daba “parte” a sus superiores para que fuese repuesta.
Pascual era el embajador de los campesinos ante el Ayuntamiento y ante el Juzgado. Les guiaba y les decía las buenas formas, maneras.
Pascual  llevaba un bocadillo a la celda del preso hambriento. Sacaba al preso o detenido de la celda y le acompañaba a oír Misa, si era su intención y su deseo.
Pascual estaba esperando a altas horas de la noche o de la madrugada para recibir a los familiares de aquel cadáver que estaba en el Depósito Municipal de cadáveres, y que venían de lejos, para que cuando más llegar fuera entregado el cadáver con todos sus papeles a sus familiares queridos.
El Recaudador de Tributos Pascual, apartaba, separaba, los recibos de impuestos y recordaba a los contribuyentes para que sus impuestos no tuvieran recargo. 
Pascual Cabo, no sancionaba al conductor infractor que mal aparcaba su vehículo, lo buscaba y lo avisaba para que cambiase el vehículo.
Pascual, recibía con afecto y con gracia a los visitantes de nuestra Ciudad Histórica.
Pascual, siempre con excelente humor y hablando con todo el que se topaba.
Por todo eso en el libro 1º de las firmas de los que acudieron a dar el pésame a sus familiares y a despedirse de él en el Tanatorio apareció el anonimato siguiente: “As nenas dous teus ollos sempre te recordarán por todo o que levas feito por elas. Don Pascual, sempre co seu traxe, a sua corbata e o seu bigote. Así te recordarán todos”.
Por lo dicho y por algo más, mi querida sobrina Paula y nieta de Pascual, pudiste tú escribir en Facebook y dar las gracias por todo el cariño que te demostraron los ciudadanos, tanta xentiña (como tú dices) que se pasou a visitarnos dende todos lados. Tantas Flores. Y que te parece que “a xente quere ben a esta familia (Ares). Por una persoa tan conocida por todos e tan querida en Mondoñedo, o cabo da policía municipal. Que todos recordedes sempre a Don Pascual, co seu traxe, a súa corbata, o seu bigote, pero sobre todo, o seu humor. Grazas, moitas grazas no nome de toda a familia Ares!.-
Y ratificando el sentir de la nieta Paula, que ya escribió en nombre de toda la familia Ares, muestro de todo corazón por escrito y  públicamente, al haberse recibido, además de personalmente, muestras de adhesión y cariño por otros medios de comunicación, mi, nuestro, más elevado agradecimiento a toda la gente que nos visitó, de uno y de otro lado, en la capilla ardiente, nos acompañó en la conducción y último viaje del cuerpo sin vida de mi hermano, en el funeral por su eterno descanso, a los que de otra forma nos apoyaron para aliviar el dolor que nos produjo su muerte, y a los que tantas flores enviaron para adornar su marcha, demostrándonos que nos queréis a toda la familia y que Pascual era muy conocido y muy querido por todos en su Mondoñedo natal que jamás abandonó.
Ampliamos nuestro agradecimiento a todas las personas que por motivo de vuestras profesiones nos habéis tratado a todos excelentemente.
Extendemos el agradecimiento a Protección Civil y al Coro mindoniense que cantó de forma gratuita y excepcional la Misa de Funeral.
También lo hacemos al Excmo. Ayuntamiento de Mondoñedo, por las flores enviadas y al Gobierno de éste por acudir a la capilla ardiente a mostrarnos sus condolencias, sin dejar de pensar que un funcionario de la talla ejemplar de Pascual, sin merecer las atenciones protocolarias que se le pueden tener a un hijo predilecto, pongamos por caso (y perdón por el ejemplo), sí creemos que fue merecedor para honrarle de otra manera más justa por la Corporación de Mondoñedo, como el pueblo de todo el municipio demostró con su manifestación pública en los actos de despedida de los restos mortales de tal funcionario ejemplar.
Pascual-Lorenzo Ares Robles, el Señor quiso llevarte para darte el premio merecido y humildemente hemos de creer que lo fuere con el Cielo, así te hemos de encomendar con nuestras oraciones que serán incesantes por el resto de nuestra vida y que elevaremos el próximo jueves, 17-09-2-015 en la Misa del Carmen, en la Iglesia a Nova de Mondoñedo.-
Reiteramos las gracias y el agradecimiento y D.E.P. don Pascual-Lorenzo Ares Robles. Así lo opino.  
 
LORENZO ARES ROBLES - Mondoñedo


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