Toca, una vez más, aceptar y superar los vaivenes de la vida.
Dejar la Ciudad que te vio nacer para establecerse y trabajar en otra bella localidad, aunque las distancias físicas sean cortas y las otras las minimicen los avances para conectarse en la distancia, es eso que tanto golpea a las familias gallegas y a sus morriñas, es emigración, porque el calor del tacto delicado y suave se enfría y la acaricia del conocido sonido de la voz de las personas que te quieren se aleja, e impacta a los que se van y a los que se quedan, aunque el pasado bonancible sólo lo borra la memoria.
Dejar la Ciudad que te vio nacer para establecerse y trabajar en otra bella localidad, aunque las distancias físicas sean cortas y las otras las minimicen los avances para conectarse en la distancia, es eso que tanto golpea a las familias gallegas y a sus morriñas, es emigración, porque el calor del tacto delicado y suave se enfría y la acaricia del conocido sonido de la voz de las personas que te quieren se aleja, e impacta a los que se van y a los que se quedan, aunque el pasado bonancible sólo lo borra la memoria.
Y con la recuperación en busca de aquella aceptación y superación llega lo más difícil, que para afrontarla necesitas estar anímicamente en las mejores condiciones.
Pero las funciones afectivas y mentales del individuo, no creo que sean las más óptimas cuando en su estado jubilar se le merma sustancialmente la capacidad para sentir los afectos y emociones venidos de tiernos y dulces personajes que sólo a cambio de condescendencias te llenan especialmente de amor, de afecto con amistad y cariño sinceros, sin picardía.
Y tampoco para estos ángeles, para “las niñas”, con lógicos mimos dispensados por sus abuelos, especialmente por su abuela, que felizmente se van con sus padres a cualquier parte del mundo, no parece que esto sea la panacea para los posibles males físicos y morales que les pueda acarrear el percatarse que están fuera de donde dieron los primeros pasos e hicieron sus primeros amigos, y que, tal vez, les marcará la memoria positivamente para en su mayoría de edad pensarlo, junto con la causa de aquellas letras expuestas en un papel por personas ineptas de la que quizás sean enteradas oportunamente, y relatarlo con heroicidad a los suyos.
Sin embargo la valiente decisión de buscar pleno en su especialidad del trabajo que les apasiona y dar a conocer a más amigos y clientes sus resultados entre los que puede figurar coronar, a pie de mesa, la gastronomía local de la señorial y turística villa de Ribadeo, protagonizada por los productos de la Mar extraídos de la Ría y con los salmones, truchas y anguilas del Eo, que deleita con gratificación a los habitantes del extremo nororiental de la provincia de Lugo y de Galicia y el extremo occidental del Principado de Asturias, nos complace en la Familia y nos hace, y les hará en el mañana a aquellos retoños, sentir orgullo y satisfacción de nuestros decididos hijos, que, sin duda, nos irá aliviando, a todos, nuestro sentir y nos confortará en aquella necesaria recuperación.
Queridos hijos no olvidéis jamás vuestra madre Mondoñedo, y a vuestros parroquianos de la Ciudad de la Paula y su Comarca os pide vuestra Familia encarecidamente que les sigáis endulzando sus paladares continuando con la centenaria tradición y con despacho abierto en Progreso 22, ya que entendemos que es perfecta y excelsamente compatible con el quehacer en vuestra nueva y acogedora villa de Ribadeo.
Con enormes abrazos de la familia que os quiere, ofreciéndose para continuar siempre como hasta la fecha, y el más elevado deseo de que tengáis con La Alianza el más grande éxito posible, suplicamos para vosotros cuatro queridos una grata estancia allí y ¡mucha suerte!
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Pero las funciones afectivas y mentales del individuo, no creo que sean las más óptimas cuando en su estado jubilar se le merma sustancialmente la capacidad para sentir los afectos y emociones venidos de tiernos y dulces personajes que sólo a cambio de condescendencias te llenan especialmente de amor, de afecto con amistad y cariño sinceros, sin picardía.
Y tampoco para estos ángeles, para “las niñas”, con lógicos mimos dispensados por sus abuelos, especialmente por su abuela, que felizmente se van con sus padres a cualquier parte del mundo, no parece que esto sea la panacea para los posibles males físicos y morales que les pueda acarrear el percatarse que están fuera de donde dieron los primeros pasos e hicieron sus primeros amigos, y que, tal vez, les marcará la memoria positivamente para en su mayoría de edad pensarlo, junto con la causa de aquellas letras expuestas en un papel por personas ineptas de la que quizás sean enteradas oportunamente, y relatarlo con heroicidad a los suyos.
Sin embargo la valiente decisión de buscar pleno en su especialidad del trabajo que les apasiona y dar a conocer a más amigos y clientes sus resultados entre los que puede figurar coronar, a pie de mesa, la gastronomía local de la señorial y turística villa de Ribadeo, protagonizada por los productos de la Mar extraídos de la Ría y con los salmones, truchas y anguilas del Eo, que deleita con gratificación a los habitantes del extremo nororiental de la provincia de Lugo y de Galicia y el extremo occidental del Principado de Asturias, nos complace en la Familia y nos hace, y les hará en el mañana a aquellos retoños, sentir orgullo y satisfacción de nuestros decididos hijos, que, sin duda, nos irá aliviando, a todos, nuestro sentir y nos confortará en aquella necesaria recuperación.
Queridos hijos no olvidéis jamás vuestra madre Mondoñedo, y a vuestros parroquianos de la Ciudad de la Paula y su Comarca os pide vuestra Familia encarecidamente que les sigáis endulzando sus paladares continuando con la centenaria tradición y con despacho abierto en Progreso 22, ya que entendemos que es perfecta y excelsamente compatible con el quehacer en vuestra nueva y acogedora villa de Ribadeo.
Con enormes abrazos de la familia que os quiere, ofreciéndose para continuar siempre como hasta la fecha, y el más elevado deseo de que tengáis con La Alianza el más grande éxito posible, suplicamos para vosotros cuatro queridos una grata estancia allí y ¡mucha suerte!
LORENZO ARES ROBLES - Mondoñedo