Estimado Antón Reigosa:

Creo que ha llegado el momento, en la línea que apunta Antonio Domenech, que los mindonienses podamos conocer el inventario de los tesoros que se albergan en nuestra ciudad.

Es posible que exista esta relación y por desconocimiento no alcanzo a conocerlo. Es mi culpa, pero sencillo es sacarme de esta ignorancia.

La idea es que desde los niños a los mayores, podamos acceder a esta información y la estudiemos con todo cariño, para poder presumir de ese interesante patrimonio.

Por ejemplo se me ocurre dar a conocer cómo se descubrieron las pinturas de la Catedral de Mondoñedo. La historia de su descubridor, Villaamil. También la historia de los distintos blasones de la ciudad. La explicación de la casa de los Luaces, en lo que antes era la calle Peña de Francia. Cosas así. 

Un recuerdo al puente de San Lázaro, que al volver de Foz en los autobuses de A Forneira  o Morán, sin olvidar El Triunfo, nos daba aquel vuelco en el estómago por su subida y bajada, sin reparar que había dos preciosos escudos, uno a cada lado. Todo ello antes de pasar por aquel edifico antiguo con dos fuentes en su jardín de entrada, que nos resultaba muy enigmático.

Y una pregunta sobre la fuente dos Pelamios, que según he visto en un trabajo sobre la ciudad de Noia, recibe su nombre de los curtidores, de "peles" , que tenían al río como parte de su proceso. ¿Es correcto pensar que el nombre tiene ese origen?

En fin, considerar la canción que Luis da Forneira solía cantar en la academia de don Alejandro:

"Mamaíña , mamaíña , teño roto o delantal/ si o rompiches miña filla, outro non che hei de comprar". No rompamos, pues, ese patrimonio que debe de ir de boca en boca, sin errores producidos por el olvido. Ese olvido que menciona Antonio y que en ocasiones parte de nosotros mismos.

Y también los personajes y su historia. Y, sin entrar en polémica, yo que nací en la calle Cándido Martínez, ahora Lence Sandar, descubrir la historia de las calles y las personas o instituciones que le han dado el nombre. Por si fuera poco y de la misma manera, el ejemplo de la Calle de Templarios, hoy de Pascual Veiga. Yo que he vivido en la calle Marqués de Urquijo, esquina a Princesa, me gustaba ver la placa recordando la presencia de nuestro ilustre compositor.

Es una tarea que nos daría una perspectiva importante y ese Mondoñedo olvidado, como dice Antonio, pasaría a una primera línea recordando y "poniendo en valor", frase de actualidad, lo que de importante tiene nuestra ciudad.

Un fuerte abrazo y perdone mi ignorancia y atrevimiento, Sr. Reigosa. Esto va con mucho cariño.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ CRUZ 

 

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