Un poco tarde nos hemos enterado con sorpresa del fallecimiento de
nuestra amiga Julita. Nos ha sorprendido dolorosamente. Cosas de la
vida, de la Familia, te han llevado de Mondoñedo hace una temporada,
causa por la que hacia un tiempo que no hablábamos, siendo la última
vez, creo, que en la, para los dos bonita, localidad de Ribadeo.
Hace años que nos unía nuestra amistad, nacida en la época gloriosa del Café Madrid de Mondoñedo, siendo el germen venido de la amistad de nuestras familias. Se hizo más sincero nuestro afecto personal desde que coincidimos en el Grupo Escolar Álvaro Cunqueiro de Mondoñedo, siendo el que suscribe Presidente de la APA y miembro del Consejo Escolar y ella Profesora titular y miembro de tal Consejo en el indicado Colegio.
Había sido esposa del siempre agradable y de grato recuerdo don Armando Ventoso, con cargo de representación de la desaparecida Empresa Ribadeo de autobuses. Se adoraban y respetaban de forma digna de copiar. Madre entregada a sus hijos y abuela de las buenas que dejó su querido Mondoñedo por más gozar del cariño de los nietos. Receptora de dos golpes muy grandes con la muerte de su dicho esposo y de su hija, ésta en accidente de circulación que le deprimió de forma visible hasta el extremo de que hubo que emplearse a fondo para que recibiese la oportuna indemnización, pues por sus valores por sus principios morales se negaba a recibirla. Pero su profunda vocación le colocó siempre en la Enseñanza. Era la maestra Doña Julia, que enseñaba los primeros elementos de los conocimientos primarios de Enseñanza de nuestras hijas, y, lógicamente, de otros muchos hijos de la ciudad de la Paula, muy querida por sus compañeros y por todo el alumnado, a los que aún hoy les escuchas corregir la vulgaridad de “boli” por la técnica palabra de bolígrafo, que ella docentemente les instruía. Ostentaba esta maestra rectitud en su forma de enseñar, al tiempo que lo hacía con amabilidad y comprensión que le colocaban dentro de una larga experiencia que le destacaba como una gran profesional de la Enseñanza, ganándose la simpatía y el cariño de las gentes. Esta santa mujer, por su don de simpatía, era más que profesora, que maestra; era buena consejera en la vida de sus alumnos, y nada le impedía orientar y poner en conocimiento de los padres de sus alumnos el caminar y el avance de éstos.
Como compañera del Consejo Escolar siempre la vimos poseedora de una exacta cumplidora de su deber hasta la ejemplaridad. Íntegra y reciamente intransigente cuando de principios o de respetar derechos se trataba. Era sencilla allí y cordialmente sincera en el terreno del compañerismo y de la amistad y destacaba su sacrificio y entrega al trabajo de la Comunidad Educativa. Era noble y servicial. Siempre pensando en la buena preparación del alumno para la vida cotidiana.
Como amiga hemos de hacer público que sentimos orgullo por haber sido “su hombre bueno”, su “hombre de confianza”, para alguno de sus asuntos personales. Ha sido un honor.
Deseamos de todo corazón, querida Julita, que encuentres el camino totalmente expedito en tu último viaje hacia la eternidad y que donde estés, descanses en paz.
Hacemos público nuestro más sentido pésame a su hijo Armando Ventoso Blanco, a Juana, Armando, Ángela, Berta, Nisia, Marcial, Isolino, Juana Carriquí y toda la demás familia. Y también que en la tarde de hoy lunes, 28 de mayo, a las CINCO HORAS, será la conducción del cadáver desde el Tanatorio sito en la Avenida San Lucas de Mondoñedo a la iglesia parroquial de Santiago de la Ciudad episcopal, donde se celebrará el funeral por su eterno descanso y, seguidamente, el traslado de sus restos mortales al cementerio municipal.
Este es, desde la humildad, nuestro sencillo homenaje a doña Julia Blanco Yáñez. D.E.P.
Así lo opino.
Había sido esposa del siempre agradable y de grato recuerdo don Armando Ventoso, con cargo de representación de la desaparecida Empresa Ribadeo de autobuses. Se adoraban y respetaban de forma digna de copiar. Madre entregada a sus hijos y abuela de las buenas que dejó su querido Mondoñedo por más gozar del cariño de los nietos. Receptora de dos golpes muy grandes con la muerte de su dicho esposo y de su hija, ésta en accidente de circulación que le deprimió de forma visible hasta el extremo de que hubo que emplearse a fondo para que recibiese la oportuna indemnización, pues por sus valores por sus principios morales se negaba a recibirla. Pero su profunda vocación le colocó siempre en la Enseñanza. Era la maestra Doña Julia, que enseñaba los primeros elementos de los conocimientos primarios de Enseñanza de nuestras hijas, y, lógicamente, de otros muchos hijos de la ciudad de la Paula, muy querida por sus compañeros y por todo el alumnado, a los que aún hoy les escuchas corregir la vulgaridad de “boli” por la técnica palabra de bolígrafo, que ella docentemente les instruía. Ostentaba esta maestra rectitud en su forma de enseñar, al tiempo que lo hacía con amabilidad y comprensión que le colocaban dentro de una larga experiencia que le destacaba como una gran profesional de la Enseñanza, ganándose la simpatía y el cariño de las gentes. Esta santa mujer, por su don de simpatía, era más que profesora, que maestra; era buena consejera en la vida de sus alumnos, y nada le impedía orientar y poner en conocimiento de los padres de sus alumnos el caminar y el avance de éstos.
Como compañera del Consejo Escolar siempre la vimos poseedora de una exacta cumplidora de su deber hasta la ejemplaridad. Íntegra y reciamente intransigente cuando de principios o de respetar derechos se trataba. Era sencilla allí y cordialmente sincera en el terreno del compañerismo y de la amistad y destacaba su sacrificio y entrega al trabajo de la Comunidad Educativa. Era noble y servicial. Siempre pensando en la buena preparación del alumno para la vida cotidiana.
Como amiga hemos de hacer público que sentimos orgullo por haber sido “su hombre bueno”, su “hombre de confianza”, para alguno de sus asuntos personales. Ha sido un honor.
Deseamos de todo corazón, querida Julita, que encuentres el camino totalmente expedito en tu último viaje hacia la eternidad y que donde estés, descanses en paz.
Hacemos público nuestro más sentido pésame a su hijo Armando Ventoso Blanco, a Juana, Armando, Ángela, Berta, Nisia, Marcial, Isolino, Juana Carriquí y toda la demás familia. Y también que en la tarde de hoy lunes, 28 de mayo, a las CINCO HORAS, será la conducción del cadáver desde el Tanatorio sito en la Avenida San Lucas de Mondoñedo a la iglesia parroquial de Santiago de la Ciudad episcopal, donde se celebrará el funeral por su eterno descanso y, seguidamente, el traslado de sus restos mortales al cementerio municipal.
Este es, desde la humildad, nuestro sencillo homenaje a doña Julia Blanco Yáñez. D.E.P.
Así lo opino.
LORENZO ARES ROBLES - Mondoñedo
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