Somos creyente y practicante a nuestra manera, probablemente como no le gusta a alguien. Algún sacerdote pensamos que no se portó como a nosotros nos parecía que tenía que hacer. Que Dios lo tenga en el Cielo.
Otro, el que nos casó, llegamos a admirarlo, era campechano y muy inteligente (tenemos pruebas inapelables), y lo llegamos a apreciar (porque, además, era amigo de nuestro padre –d., ambos, e. p.-). Y con algún otro nos llevamos bien, especialmente con el de la Parroquia, que tenemos el honor de distinguir como amigo.
Aún siendo, de principio, en aquellos tiempos casi olvidados, alumno de matrícula de honor y sobresaliente, que, por nuestra procedencia de la humildad, nos llevó a ser becario, no hicimos carrera universitaria, tal vez, por “la historia” de que, aquel sacerdote, nos suspendió, se creyó que “inadecuadamente”, en religión, e hizo, parece ser, todo lo que estuvo a su alcance para que perdiéramos la beca y fuera parar, posiblemente, a otro de familia amiga suya, pese a haber suspendido éste Física, Química y Matemáticas, asignaturas que se decían esenciales en aquel Bachillerato especial que hiciéramos. Es, con ello, de comprender fácilmente cómo quedara nuestra motivación para continuar siendo estudiante estudioso. No tratamos, ahora, después de que tanto llovió, de denunciar nada, ni a nadie, ni tan siquiera quejarnos. Todo es un relato pretendiendo únicamente dar luz, a fin de que se vea, con claridad y transparencia, que se escribe con objetividad lo que opinamos en este escrito.
Y, aunque así son las cosas y así las contamos, sin embargo, al ex Cardenal Arzobispo de Madrid, don José María Rouco Varela, que sigue siendo obispo, pero emérito, que, a lo mejor, tiene algo para parecer un hombre conservador rancio, e igual lo es, le tenemos cierto respeto, por haber estudiado en el Seminario de Mondoñedo, que nos honra, ser de la querida Vilalba, y por parecernos una persona inteligente, pues de otra forma no parece que llegara a donde llegó, a sonar para ser Papa, con sede en el Vaticano.
Dicho lo anterior, no comprendemos o no alcanzamos como, salvo odio, se puede hablar y escribir de la forma que se está haciendo por algunos en ataque al Sr. Rouco Varela, por motivo de su ático que parece que usa ahora de jubilado.
Pues el portavoz de la Conferencia Episcopal, don José María Gil Tamayo, termina de aclarar sobre la vivienda del Cardenal Sr. Rouco Varela, que la Iglesia tiene la obligación de sostener a sus obispos eméritos y “ofrecerles un lugar digno para vivir”.
Entonces ¿peca don José María por vivir en un ático en Madrid que le paga la Iglesia?
Recordemos que el Papa emérito tiene su vivienda de jubilado y que a empleados y ex empleados de eléctrica les llega la energía eléctrica que consumen a un precio simbólico e ínfimo, cuando los demás pagamos facturas elevadas por ello (padeciendo expropiaciones de interés social y pagando, aún con vivienda cerrada, por el concepto de término de potencia una cantidad que estimamos desorbitada) y que algunos no pueden pagar y les cortan la luz, lo que pensamos que no se acerca a lo justo.
Y parece, para una pequeña parte de la sociedad, que un venerable señor, que estudió toda su vida y trabajó hasta más de los ochenta en lo que estudió, que suponemos que haría algo bueno como la mayoría de los que llegamos a la jubilación, tiene la obligación o el deber de vivir bajo un puente y de la más estricta limosna.
En fin, consideramos injusto que algunos, de ellos, unos pocos, a lo mejor, acudan a Misa los días obligados, hablen, escriban y envíen “posts” (o como se escriba) de la forma que lo hacen, respecto del Sr. Rouco Varela.-. Así lo opino 
 
LORENZO ARES ROBLES - Mondoñedo


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