Fue un año par 2.014, marcado por la escasez, por el paro, por la violencia de género, por el desprestigio de la política y de los políticos, por la corrupción, por el desprestigio para la Casa Real aunque con cambio de Rey, y la Justicia dio que hablar.
Creemos que lo poco bueno que tuvo fue el fin de la recesión y habernos alejado de la terrible quiebra, de la prima de riesgo que tantos mareos nos dio, y haberse puesto a la cabeza de la economía Europea, mejorando los mercados. Tampoco salió muy bien parada la argumentación y la palabra, pues pensamos que la opinión se cargó con muchos que no son los culpables, no aplicando el pensar con conciencia donde se forman y ordenan las ideas y conceptos, avivando a que las Fuerzas de Seguridad del Estado hayan vigilado el contenido de las redes sociales sancionando a algunos desazonados por el estado en que nos colocó agrios aconteceres de la vida.
Pero todo se acaba, lo bueno y lo malo. Y a pique estamos de decirle hasta siempre.
Llega el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, tiempo al que se le conoce como la Navidad, en la que recordamos que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros y celebramos esa presencia renovadora de Cristo que vino a salvar el mundo.
Son estas fechas de Navidad, de Fin de Año y de Año Nuevo muy entrañables, junto con la Festividad de Reyes.
Circulan las felicitaciones por todas partes y los deseos buenos para el año que se acaba y para el año que se acerca, que llega.
Entre nosotros está como nunca en el resto del año la Lotería Nacional y el vacío de los bolsillos apuntalados por la paga extra de esta época. No hay dinero que llegue y ¿cómo harán nuestros semejantes que están en el paro, que no encuentran donde hacer por llevar un trozo de pan a la boca? ¿Qué les importa estas fechas a los enfermos, a los que están solos que no tienen compañía para sentarse a la mesa, a los de edad que tienen que estirar la pensión? !Qué de forma distinta las pasan los que tienen que trabajar para que los demás disfruten y tengan suma confianza para hacerlo con tranquilidad! ¿Y aquellos que están lejos de su familia? ¿Y los miembros del Ejército que están en misiones de Paz, cerca de la guerra? ¿Y los que están privados de libertad y sus seres queridos?
Pero se acerca la Nochebuena y se eleva la alegría hasta que se interrumpe por unos momentos, al sentarse a la mesa, debido al recuerdo de que las sillas van quedando libres de nuestros seres queridos que, sin posibilidad de regreso, se han tenido que marchar de nuestro lado seguramente para brillar como estrellas en otro lugar, desde donde ojala nos llenen de Paz para esos momentos, de la Paz que a buen seguro que ellos disfrutan, para así consagrados a continuar con la cena y la alegría que produce estar acompañados de otras personas que van ocupando aquellas sillas y que llegan a nuestras vidas, a nuestras familias, como son nuestros hij@s, nuestros niet@s, aunque la mente repita por momentos que esos huecos siguen existiendo y no olvidamos a los que tanto nos han dado en nuestra vida, por mucho que estén en lugar privilegiado.
No se pueden dejar de mencionar a aquellos que llegan estas fechas y que no les gustan porque les traen malos recuerdos o por lo que sea, y de enviarles ánimos, como les enviamos para que también disfruten con sus familias de estas entrañables fechas.
Concluye la Nochebuena o se empalma con el día de Navidad con el empache de turrones y demás excesos, para continuar de maneras semejantes el Fin de Año, con las uvas, el Año Nuevo y la Festividad de los Reyes Magos en la que reinan los riquísimos roscones de reyes, y luego volver a la vida normal con los bolsillos mal heridos y las tarjetas a punto de colapsar.
Que la Lotería encaje gastos o algo más. Feliz Navidad. Feliz despedida. Próspero Año Nuevo. En fin, a todos, felices Fiestas Navideñas Así lo opino y lo deseo.
 
 
LORENZO ARES ROBLES - Mondoñedo


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